12 de enero de 2011

Emprendo, luego existo

Esta tarde, mientras ultimaba una presentación en power point, me he parado a pensar (de vez en cuando lo hago) en lo bien que me siento cuando estoy trabajando en mi Proyecto, se me olvidan los problemas y sinsabores, y me siento realmente bien, fuerte; pero sobre todo me siento vivo, percibo que tiene sentido lo que estoy haciendo, que de verdad puedo hacer algo interesante.

Y ya puestos (ese es el peligro de pensar) he recordado cómo empezó de verdad todo esto, cuál fue su origen y qué lo desbocó. Sí, creo que desbocó es la palabra adecuada.

Diciembre de 2008, llevo casi dos años trabajando en una empresa, mi trabajo me gusta aunque no puedo desarrollarlo como yo creo que debe hacerse, la empresa es demasiado "clásica" y el jefe manda y lo controla todo, te dice que decidas tú pero siempre decide él. Pero aún así, en términos generales, estoy a gusto y además cobro un buen sueldo; vengo de pasar unos años turbulentos y ese trabajo me da una estabilidad que me cautiva: vuelvo a tener una cuenta corriente con dinero, tarjeta bancaria, me compro el coche que me gusta y no el que menos me disgusta, puedo salir a cenar fuera con Mercedes y Joel, nos vamos de viaje los fines de semana, contrato Digital Plus...

De repente, una mañana me llaman y me dicen que estoy despedido, me dicen que la crisis, que los proyectos se aplazan indefinidamente, y me presentan el finiquito. No me salen las palabras, ¿para qué?, a tomar viento la estabilidad (confieso que en algún momento me vi jubilándome en esa empresa). Paso unos días raros, no me hago a la idea de que no tengo trabajo. Lo que viene después sobre la búsqueda de trabajo, no encontrarlo, vender como autónomo productos en los que no creía con un jefe de ventas que era un sinvergüenza, ver cómo no me pagaban las comisiones, volver a intentarlo como autónomo, etc., ahora no viene a cuento.  
  
El caso es que un día me planto y recapacito, ¿qué coño estoy haciendo?, y lo que es peor aún, ¿qué coño he estado haciendo? Lo peligroso de recapacitar, de pensar, es que te puede llevar a conclusiones que no te gustan; y yo llegué a una que no me gustó nada: había estado idiotizándome al cobijo de un buen sueldo, había estado a punto de desperdiciar mi capacidad de iniciativa y de creación al regazo de una seguridad inventada. 

Lo de cómo surgió la idea de la fábrica de cerveza ya casi es lo de menos, lo importante es que pude darme cuenta de que estuve a punto de permitir que mataran mis sueños, mis ganas y mis ideas. ¡Qué curioso!, resulta que tuve suerte. Ahora no tengo estabilidad: mi cuenta corriente está en negativo, mi tarjeta bancaria no vale para nada, el coche lo voy a tener que entregar a la financiera, no salgo de cena ni de fin de semana con Mercedes y Joel, y no tengo Digital Plus. Pero ¡joder, qué bien me siento!

Conclusión: estoy agradecido a quien me despidió, gracias a él he creado este Proyecto y voy a trabajar en lo que me gusta. Sé que Cerveza Bayyana se convertirá en realidad, es irremediable. Como decían en La Guerra de los Mundos: “y lenta, pero inexorablemente…”

Nos vemos. Salud y Bayyana!!!

3 comentarios:

  1. Que razon llevas en todo,solamente cuando careces de todo aquello que te hace sentirte vivo y bien,es cuando te das cuenta de lo que vale todo.
    yo,sinceramente,espero y deseo que este gran proyecto que tienes entre manos,consigas realizarlo y lo mas importante llevarlo a buen puerto.ANIMO.
    y recuerda siempre mi lema: SIN ESFUERZO NO HAY RECOMPENSA.
    salud y....bayyanaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  2. Pues esfuerzo estoy poniendo todo el que tengo. Nos vemos tomando Bayyanas!!

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  3. Me alegro muchísimo de que te sientas vivo trabajando en tu proyecto.La mayoría de los humanos tenemos la desgracia (o la suerte,según se mire) de tener que trabajar para sobrevivir, ya que esto es así, no hay nada mejor que hacerlo dónde a uno le guste, y que el levantarse para ir a trabajar no sea un martirio o un sacrificio inmenso. Yo siempre he pensado que sentirme bien con lo que hago y cómo lo hago, es para mí más importante que el dinero que me puedan reportar otros trabajos, y si eso no me permite tener cosas materiales, me dá igual, me adapto a lo que tengo, pero soy feliz. Espero de todo corazón que tu sueño se haga realidad y puedas hacer cada día lo que te gusta.

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